Debido a la forma en que funciona un sistema de frenos (mediante el uso de una pastilla para sujetar un disco de metal), hay una serie de componentes que pueden desgastarse con el tiempo. Como resultado, de vez en cuando será necesario reparar los frenos y reemplazar piezas como pastillas de freno, discos de freno y líquido de frenos.
Muchos propietarios de vehículos cometen el error de esperar hasta detectar algún signo de deterioro o ineficacia. Por lo tanto, recomendamos realizar un mantenimiento regular de su vehículo y realizar revisiones periódicas de los frenos para evaluar el estado del sistema de frenos y verificar si se necesitan piezas de repuesto antes de que ocurra cualquier problema.
Es imposible decir exactamente con qué frecuencia es necesaria una reparación o sustitución, sobre todo porque los diferentes vehículos se utilizan de diferentes maneras. Por ejemplo, la conducción urbana con paradas y arranques suele exigir más a los frenos que una conducción constante, por ejemplo en autopistas. Como guía general, será necesario reemplazar el líquido de frenos al menos cada dos años.